Aunque soy bilardista 100% y ando de plácemes
recordando las Bodas de Plata de México 86, siempre me ha parecido que
una de las mejores frases de fútbol se lo oí a César Luis Menotti, al
ganar el Mundial 78 cuando dijo: “Este es un homenaje al viejo y
querido fútbol argentino” que por fin lograba el máximo titulo
mundial, felizmente replicado y mejorado 8 años después. Bueno estas
líneas pretenden hacer un homenaje a la vieja y querida copa América, la
cual inicia hoy una nueva edición precisamente en la Argentina.
Primero que todo, para los que para bien y para mal, nacimos en esta
parte del globo terráqueo, la Copa América tiene todos los elementos
propios de nuestra forma de ser. Por un lado, el orgullo de ser el
evento más antiguo del mundo a nivel de selecciones, algo que nos llena
la boca como nos pasa a los colombianos cuando decimos “que somos la
democracia más antigua de América”. Por otro lado, la Copa tiene la más
clara falta de periodicidad de un evento, algo propio de nuestra
cultura. Si uno ve la Eurocopa sabe que es en Junio o principios de
Julio, que se juega en una sede establecida y cada 4 años, además de
tener sus propias eliminatorias. Pero como dice Caifanes, “aquí no es
así”. La Copa América (que primero era Campeonato Sudamericano) nace
en 1.916, primero anual, luego bianual y ha tenido toda clase de
intervalos. Hubo períodos de 8 años entre una y otra (1.967 a 1.975) e
incluso en 1.959 llegó a haber 2 en un mismo año!! Se pasó de tener sede
en un país a períodos sin sede fija con partidos de ida y vuelta. En
fin, ha pasado de todo
Hasta que en 1.987 llegó la modernidad y se estableció el formato de
sede fija, iniciando con Argentina hasta dar la vuelta por todos los
países y haciendo el torneo fijo cada 2 años, y se incluye desde 1.993 a
dos invitados para tener los actuales 12 participantes. Así teníamos 2
tipos de Copa América: la más seria en los años después de Mundial
(1.987, 1.991, 1.995 ,1.999) con todo el arsenal y otro tipo más “light”
en los años previos a los Mundiales (1.989, 1.993, 1.997 y 2.001) pues
los equipos estaban enfocados en las Eliminatorias. Y pesar de este
período de estabilidad, surgieron otros 2 rasgos que nos identifican con
la entropía: uno, el tema de los países invitados, donde hubo un acierto
al incluir a México como fijo, pues le ha dado status al certamen (2
subtítulos y 3 terceros puestos), pero también se ha prestado a tener
absurdos como Japón en Copa América o buscar centroamericanos a ultima
hora y
someterse a tener selecciones Sub-23 como el caso actual de Costa Rica.
Y el otro rasgo de desorden, es el hecho que a partir de 2001 se perdió
el control y apareció la Copa cada 3 años (2.004 y 2.007) y ahora cada
4. La próxima debe ser 2.015, pero no se sabe…
Bueno este cambio de formato en 1.987 coincidió con el despertar del
fútbol colombiano en la parte buena de la “Era Maturana” con unas
selecciones inolvidables en 1.987 y 1.993 con sendos terceros puestos y
luego lograr el título en 2.001 ganado con todos los honores, ya en la
tercera parte de la Era Maturana, triste y vacía, a pesar del logro
alcanzado, pues siempre quedará en el ambiente la idea que se pudo
lograr debido a la ausencia de la Argentina de Bielsa modelo
eliminatorias Japón – Corea 2001, para mí, junto a la campeona en
Chile 1.991, las mejores selecciones albicelestes que he visto, aparte
de las campeonas del mundo.
Estos 24 años de Copas nos han dejado recuerdos aparte de los ya
citados, como la mano de Tulio en 1995 en aquel Argentina – Brasil de
Uruguay´95 que inició la paternidad brasileña sobre los albicelestes en
estos 16 años, las 2 finales consecutivas ganadas por el Scratch sobre
los gauchos, el adiós de Francescoli como campeón en el Centenario, la
llegada de Bolivia a la final de La Paz y la forma como la perdió
inexplicablemente con un 1-3 mentiroso de Brasil, las deserciones en
Colombia 2.011 y nuestro título con el arco invicto, entre muchos otros.
Sí, este torneo definitivamente nos identifica y con todos sus bemoles,
su folklore y su desorden, hay que decir que ha dado pasos de
organización y que además también resalta lo bueno de nosotros, el
fútbol pasional, los grandes jugadores, la calidad técnica y sobre todo,
la entrega que se tiene de este lado del Atlántico a la hora de vivir y
de jugar. Somos así y todo eso lo refleja este torneo, y así lo ha hecho
siempre a lo largo de su rica historia.
Por lo pronto a disfrutar estos 23 días con un claro y merecido
favoritismo albiceleste para ver si se terminan 18 años increíbles y
largos sin títulos a nivel de mayores y con un Messi en su momento cumbre
esperando que este torneo sea una escala hacia logros superiores con la
selección. Un escalón abajo, Brasil, el actual bicampeón y en plena
renovación y Uruguay, muy bien posicionado tras el Mundial 2.010 y con
el mejor DT. Creo que los 3 serán semifinalistas si no hay un palo
mayúsculo. Y el cuarto de la baraja puede ser Paraguay, quienes con
Martino, han hecho un trabajo muy interesante. Los demás para mí somos
participantes, haciendo la aclaración que Chile, a pesar del buen
técnico que es Borghi, se equivocó al dejar el ciclo Bielsa, con quién
si lo vería peleando podio.
Finalmente debo decir que no tengo muchas expectativas con Colombia, que
no me gusta este ciclo de “Bolillo” Gómez, pero que la patria y la
sangre tiran y me encantaría estar en el ahora tristemente descendido
Estadio “Monumental” en la final del 24 de Julio y veo que hay una
corriente fuerte a nivel nacional y extranjera poniendo a la Selección
como el “palo” del evento. Ojalá así fuera, pero yo no creo, aunque hay
buenos jugadores. Llegaremos a segunda ronda y hasta ahí. Hay que
trabajar para que mis hijos vean a una selección Colombia en un Mundial
y esta es una estación del camino. Creo que al Monumental llegarán los
hombres del “Checho” Batista. Y ojalá sea la primera estación para
llegar al Maracaná dentro de 3 años.
Germán E. Ocampo
Cali, Julio 1 de 2.011 |